Yara Patiño Estévez ¿Sabe usted cuánto cuesta morirse?

 

¿SABE USTED CUÁNTO CUESTA MORIRSE?

 

El vocalista murió en el escenario

después del abrazo de una admiradora mojada

y un corto circuito.

El bajista murió en el concierto de Tokio

por una gripe cualquiera

después del mejor de los tiempos

bailando y tantas presentaciones

y tantas versiones

y ya nadie se muere ahora

todos vivos y coleando

como el cactus que me tomaba del vestido y respiraba conmigo

jadeante como yo

incansable, redondo, en peligro,

muriendo a la sombre de sus flores iridiscentes.

El futbolista murió en la cancha

de un infarto fulminante

y el gol de la victoria mató al portero.

El abogado murió tras el pago de honorarios.

La hermana murió en el asalto.

El pastor murió convertido en dios

y descansa en un cofre de cristal

embalsamado químicamente

exhibido en lo alto de aquella torre dorada

que puede ver desde aquí abajo.

La casa voló con el tornado y cayó encima de la bruja

salvando sus zapatos rojos.

El camino amarillo resultó un laberinto

donde un loco con un hacha persigue a su familia.

No sea usted ese loco: no se muera sin antes

pagar por la supervivencia.

Tengo otra historia para que usted me compre

¿sabía que se vende más si se cuentan historias?

Es que así el cliente recuerda

que debe tener una casa para su descanso eterno.

No se resfríe, ¿sabía usted que un estornudo es casi una muerte?

No se puede respirar, el corazón se detiene.

Puede quedar así para siempre. No se arriesgue

aguante el aliento

su recibo ya no tarda.

La impresora murió

pero el cargo ya está hecho.

No se preocupe: su muerte está asegurada

esto no es Haití, aquí los muertos tienen casa

y nunca se levantan

aunque se aparecen bailando cada tanto

cubiertos de hongos que animan

y lo invitan a abrazar a cualquiera.

Es casi amor, le aseguro

que casi no va a notar la diferencia

mientras no se acaben los químicos.

 

 

(Parte inicial borrada)

Del plato a la boca se cae la casa

y lloré el mismo día de felicidad y decepción

y le cuento de mí para que no tema: prevenga.

Con dinero baila el que no lee las letras pequeñas

y borrosas por la presbicia.

Baila la casa conmigo y mis dedos y la psilocibina

con la alegría inédita de la primera dosis.

Bailan los ojos cuando se va del cuerpo

y el amor a las personas se convierte en esperpento.

Baila el dolor para que se vaya

levanta las manos y aplaude.

 

 

EL PRECIO JUSTO

 

En 1988, en España 

un tipo

rechazó el mejor regalo del mundo

porque era para otro

mundo.

 

Un viaje en cohete a realizarse en

1992, el año en que esa otra madre

patria celebraría siglos

de algo

impor-

tante.

 

Lo vi adivinar

la cifra en vivo 

y rechazar el premio 

por el que yo hubiera dado 

cualquier cosa

 

y la di.

 

No le sería suficiente 

la paciencia y eligió el auto

seguro

de que habría de disfrutarlo

 

yo sigo esperando.

 

No chocó ni nada, no hay moraleja ni viaje 

a la luna en cuatro años: de aquí

nadie salió

ganando pero todo es

risas y helio

 

tropos.

 

 

EL ORDEN DE LOS NUCLEÓTIDOS DEL ADN (GATTACA)

 

Esta es la síntesis de la vida: carbón.

Lo que recibió mi madre en navidades por ser una niña que no lo parecía:

rebelde, grosera y no se callaba nunca.

“Este fajo es para pegar”

fue lo primero que escribió mi padre

en el artículo de piel dura que marcaba la suya cuando se portaba mal

cuando, por ejemplo, escribía en las cosas útiles

manchándolas con ideas infantiles.

GATC, en su caso, fue ataca a la gata

que corta las posibilidades

de una vida plena

si se equivoca de lugar.

Marca la fecha en que será castigado

CATG como el sonido gutural al recibir fajazos y contarlos

porque así pasa más rápido el tiempo

que TAHGC

GACT no D no H

pero todos al aro

Esto lo explica todo: fue, discúlpennos, un error de copia

las réplicas, ya lo saben, nunca son perfectas

si lo fueran no estaríamos hablando de esto

que ahora ignoro, pero aprendí

gracias a ustedes, carbones.

Gracias por nada, porque eso

sí que es algo

nunca visto.

¿Qué tanto es tantito?

Sólo es una letra, un gen, uno solo

escríbelo mal y tienes un trastorno del neurodesarrollo

o una bella imagen en la portada

sobre la pared de un adolescente que envejecerá, con suerte,

la suerte echada,

como vaca, en el jardín que mastica

tantas veces

y a diferencia tuya

finalmente digiere. Ella

no se equivoca y, en síntesis, MU, MU, MU: lo irresoluble.

Resulta que A no era C y por más que intentes, poeta,

ya no hay aciertos que valgan.

 

 

MAQUILLAJE DE OCASIÓN

 

Como en las caricaturas

mi piel se desprendió y mi esqueleto

quedó a la vista.

 

Todos los demás

estaban desnudos

con la cara puesta.

 

 

 

Imagen: Erik Thor Sandberg