Flor Bosco. Ronda

 

LA VOZ COMO UNA PIEDRA

 

Cerviz de pobre

que va como pendiente

de un clavo, pendiente

de una fantasía en la pendiente

de un lunes que empieza.

De las alturas

la voz como una piedra.

Una mano en la maleta,

donde quiera murallas.

¿Cómo iba a saber que

el fin del mundo sería tan lento?

 

 

PIES ETERNAMENTE ENLUTADOS

 

Necesidad de un yugo,

de un amo, de alguien

a quien poner en una silla.

Necesidad de ruidosos

imperativos que intimiden.

Necesidad de una astucia

venida de los mantos astrales.

Necesidad de esparcir

gestos de lealtad y sumisión.

Necesidad de tener

los pies eternamente enlutados

y de un altavoz que insista:

¡Mataré a cien de sus hijos cada día!

 

 

RONDA

 

Ronda de niños

rotos

sin su caja de miel:

una joya podrida. Entre los dedos

los ojos faltos de lumbre.

Orando, con sus lámparas vacías,

los buitres de cuello blanco

alegarán suicidio en un tono indescifrable.

Crece un halo de moscas

y un miedo esclavo.

Mientras, los tordos de vista gorda

sacan trozos de pan de las falanges secas.

 

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